domingo, 5 de junio de 2011

“Enseñar, aprender y motivar…"

Frecuentemente, como Comunidad Educativa, estamos reflexionando y buscando estrategias para lograr que nuestros estudiantes aprendan más y mejor. Sin embargo, esta tarea se vuelve titánica cuando nos enfrentamos al desinterés de los/as jóvenes.
Si bien es cierto un porcentaje importante de los alumnos/as considera que la educación es un medio de movilidad social efectivo, otros siguen sin encontrar sentido a lo que el Liceo les brinda.
Entregan evaluaciones en blanco, dicen ser obligados a asistir a clases por los padres y/ o apoderados, no les interesa aprender…”póngame el 1.0 no más profe” (se escucha por salas y talleres).
Esta realidad es frecuente en nuestras aulas, por eso los docentes buscamos diversas estrategias, metodologías, recursos, para que los aprendizajes sean significativos, pero nada de eso surte efecto si los mismos jóvenes no se motivan por aprender y los apoderados no se comprometen con la educación de sus hijos/as.
Docentes Directivos, Docentes y Asistentes de la Educación, día a día estamos entregando lo mejor para que los industrialinos e industrialinas se conviertan no sólo en excelentes técnicos sino mejor aún, en excelentes personas. No obstante esta tarea es infructuosa si los apoderados/as no colaboran.
Lo anterior no significa venir sólo cuando son citados a alguna reunión o pagar financiamiento compartido. Colaborar implica preocupación permanente por mantener contacto con el establecimiento, preocuparse de que el/la joven llegue a la hora a clases y con una presentación personal adecuada. Estar pendiente de logros, dificultades, infundirles ánimos cuando sea necesario, comprender que el  Liceo es  un aliado en la formación de los hijos.
Ese es el desafío…esa  la invitación.


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